Invernando, en realidad el nombre se le ocurrió a un amigo, resulta ser una yuxtaposición pragmática de nuestras vidas, ya que siempre estamos haciendo algo, productivo o no, pero en algo perdemos el tiempo ...
Hace ya algunos meses, adquirí un nombre de dominio y hoy después de mucho tiempo lo he puesto al aire. Espero la interfaz sea de su agrado y sigan disfrutando del contenido.
Al fin he entendido porque mis amigos siempre tienen más de un celular a la mano. Después de varios años usando un solo número, le he encontrado una utilidad: lo puedo usar para comunicarme de mis amigas cariñosas.
Siempre me resultaba incomodo dar mi único numero a una “amiguita”, porque nunca llegaba a saber el momento en que podría llamarme y en varias ocasiones resultaba demasiado impertinente. En una ocasión, mientras estaba con mi novia cenando en un restaurante, ingreso una llamada “hot” de una tal Pepita, en ese momento no recordaba como había obtenido mi número, pero por la forma en que me hablaba, de seguro habíamos atravesado los límites de la intimidad. “Me gusto lo que me hiciste aquella noche, quiero que nos veamos de nuevo”. No fue fácil, cuando escuche eso, se me cayó el cubierto y casi me ahogo de la impresión, mi novia pensó que había recibido una mala noticia. Lo único que atine a hacer fue ir corriendo al baño para finiquitar la conversación. Cuando regrese a la mesa, ella estaba irritada exigiendo una explicación sobre el origen de mi aptitud. Pero luego discutimos sobre su cabello y su hermoso vestido y el clima se animó un poco.
Lo más difícil era dar explicaciones sobre los números telefónicos que guardaba en mi celular personal. Había desarrollado una nomenclatura para guardar los contactos impropios sin levantar sospechas. Si solo guardaba el nombre anteponía y/o quitaba letras al nombre para hacerlo pasar como masculino. Si era Claudia, le ponía Claudio y así. Cuando mi novia notaba en la pantalla que ingresaba una llamada de Claudio, solo se limitaba a gritarme: - “Te esta llamando Claudio!, ¿porque te llama tan tarde?, son la 1 de la madrugada”. - “Pero amor!. Seguro es importante. Voy a la sala a conversar”.
Obviamente que eso también me irritaba, y terminaba en la sala susurrando e inventando mas excusas. “Claudio (que en realidad era Claudia). Te he dicho que no me llames a esta hora, ¿no vez que hora es? Vas a levantar a mi familia. Mañana hablamos”. Y colgaba bruscamente. Como algunas eran insistentes, la mayoría de las ocasiones terminaba apagando el celular.
Siempre y cualquiera que sea la situación, había circunstancias en las que simplemente no podía disimular. Sobre todo con las “amiguitas”, que habían cruzado la línea de juego al amor y que ya se tomaban la libertad de llamarte a cualquier hora para según ellas marcar su territorio. Estas eran las mas difíciles de sacárselas de encima, si no era por voz, invadían mi buzón de mensajes. Los mensajes más peligrosos llegaban de las que mas ignoraba. “Imbécil, si no me contestas el teléfono, le voy a decir a tu novia lo que paso entre nosotros”. Cuando ya cruzaban la línea, no me quedaba otra que concertar una cita para ponerlas en su lugar.
En mis épocas de soltería no había problema, estos realmente surgían mientras tenia novia. Mis amigos que siempre me veían en apuros, me recomendaban comprar otro celular. Yo realmente no le veía ninguna funcionalidad, porque a uno u otro igual iban a seguir las llamadas inoportunas. Pero cuando me han dicho, que puedo argumentar que podría ser mi número exclusivo del trabajo solo para emergencias. He corrido a comprarme uno. A ellos les funciona. Ahora ando con dos celulares. Cuando recibo llamadas a altas horas de la noche mientras estoy con mi novia, ella me comprende y apoya. Trabajo es trabajo me dice.
Hay momentos que quedan registrados para siempre en nuestras retinas cuando disfrutamos de alguna película, como una frase, una situación, un beso, una pelea, una secuencia de celos, drama, acción, sexo, y hasta incluso un top less, deben haber miles de escenas sobre top less, pero en el blog del ezcritor encontré un video donde se mostraban los 40 mejores.
Algunos los he visto en el cine pero hay muchos que no recuerdo, mucho menos el nombre de la película, y hasta ahora no decido cual es el mejor, lo que si es cierto es que la canción le da un sabor romántico despojando al video de la perversión que pueda ocasionar al lector.
Si alguien tiene otro momento top, no seas egoísta, que esperas para compartirlo…
Me levante temprano, o casi, eran las 9 de la mañana, un día soleado en Cajamarca, hoy voy rumbo a Cumbemayo, nuevamente al destino donde las rocas toman formas humanas, donde la imaginación se confunde con la realidad.
Entre mis cosas llevo una cámara que no es la mía, me siento en primera fila, para privilegiar el panorámico ascenso. Durante el trayecto, el guía va narrando las historias que envuelven a la ciudad, yo voy distraído con mi mp3, escuchando el ultimo disco de Paul McCartney, cada vez que nos vamos aproximando, las nubes parecen acercársenos, hasta puedes distinguir claramente que algunas vienen cargadas de agua, dispuestas a azotarnos por algunos instantes con sus galopantes gotas, pero hoy el sol esta imponente, el rey domina el cielo, y al parecer se impondrá para no opacar nuestra visita al bosque de piedras de origen volcánico.
Después de una hora, al fin hemos llegado, el paisaje es imponente, gigantescas piedras que ya uno quisiera imaginar han sido colocadas a propósito por una raza superior extraterrestre, nos saludan, ni bien llegamos las primeras piedras parecen formar una calavera humana, el guía nos agrupa a todos, menos a mi, yo ando dando vueltas de un lado a otro, admirando cada detalle, pero nos advierte que cruzaremos una cueva, no es peligroso, pero impacienta, todos queremos llegar hasta allá.
Junto conmigo van una pareja de españoles, al principio pensé que eran gringos, porque no se les entendía ni mierda, talvez ingleses, por lo masticado de su pronunciación, fallidamente intentaba traducir lo que decían, pero el lenguaje no me era familiar, cuando me he sacado los auriculares me he dado con la sorpresa que eran catalanes, con razón. También van con el grupo dos familias y un futbolista dopado, porque hay que estarlo, para subir a 3,500 mts sobre el nivel del mar, con short y polo sin mangas, hay que estar bien dopado o ser cojudo, yo como soy buena gente, he pensado que ha ido dopado.
Durante la caminata, encontramos piedras que daban formas a personas, animales, cosas, yo como ando con la fiebre de los Transformers he buscado alguna figura de un robot, pero por mas hierva que he fumado mi intento ha sido inútil, lo que si hemos visto es un doberman, unas monjitas alejándose, unos frailes acercándose a las monjitas, un pirata, un sapo a punto de brincar, un beso platónico y una roca que nos mandaba a la mierda, porque su mano estaba empuñada con el dedo medio levantado.
Lo mas hermoso ha sido que he visto a chocolata, aquella ovejita mamona de mi aventura anterior, recostada en el medio del suelo verde acompañada por su dueña, una chiquita de 12 años, quien sostenía en su mano un biberón, he tenido que darle su propina, pero me ha dejado nuevamente amamantar a chocolata, en la repetición esta el gusto.
Luego, siguiendo el camino del canal, hemos llegado nuevamente al punto de partida, medio día de recorrido bajo el sol radiante, me ha dejado bien bronceado, cuando regrese a Chiclayo, ya imagino a mis amigos creyendo que he estado en algunas de las playas del sur, pero no, solo estuve un buen rato bronceándome recostado en cada piedra que encontraba en mi recorrido por Cumbemayo.
Lo siento gran público por mi abandono, por mi esporádica dejadez de volver a escribir siquiera algunas líneas para mantenerlos en vilo con este su pedazo de blog, pero esta semana mis neuronas se chamuscaron, colapsaron, big ban producto del esfuerzo físico al que soy sometido bajo mi complacencia día a día durante 1 hora en el gimnasio, para formar esos pectorales que tanto le gustan a mi vecina y ese poto que tanto añora la Truly.
Llevo ya, aproximadamente dos meses, desde que empecé mi rutina, y los cambios ya se han hecho notar, por ojos cercanos y extraños, mi figura es admirada con deseo por las vecinas que luchan cual pelea de gatas para prestarme su ducha cuando me quedo sin agua en casa y envidia por los amigos regordetes y por que no decirlo también de los flacuchentos. Pero no creen que ha sido fácil, y mucho menos me imaginen con cuerpo de físico culturista, lo mío es mas bien un proceso natural de fortalecimiento sin llegar a la exageración.
Al inicio apenas levantaba 3 kilos y pobres mis bracitos al otro día, parecía robocop oxidado intentando servirme un vaso con agua, y en piernas ni que se diga, cada vez que terminaba la rutina, era una tortura bajar del tercer piso, mis piernitas temblaban, mismo viejito de 80 años caminando apurado para ir al baño, si hasta llegue a ir con bastón todos los martes y jueves que me tocaba hacer piernas. Y cuando hacia abdominales apenas y le podía seguir el ritmo a mi amiga con la que siempre entrenaba:
-Que ya te cansaste, todavía faltan 1,000 abdominales. -What? -Si, vamos, recién estamos calentando. - Fuera de acá!
Me paraba, a veces, porque generalmente me quedaba echado 10 minutos en la colchoneta, mientras recuperaba el aliento y veía como la desgraciada seguía con los abdominales, “ah no!, yo también puedo”, me repetía, pero mi cuerpo era una piedra indiferente a hacer caso omiso a las ordenes de mi mente.
Pero, poco a poco y con paciencia, empecé a notar que podía levantar cada vez mas peso - si quieres aumentar la masa muscular, la idea es levantar mas peso pero hacer menos repeticiones - y así, de la noche a la mañana, yo mismo me sorprendía de mis avances, mi entrenador, que mas bien parece una mole empachada, empezó a notar mi evolución y claro ya no le daba vergüenza entrenarme así que comenzó a dirigir mi rutina, el problema es que el cree que soy Arnold Schwarzenegger.
Me cambio la rutina, ya que según sus profundos conocimientos musculares, mi rutina anterior estaba bien para una señorita decente, yo me he sentido profundamente indignado, pero dispuesto a seguir sus consejos. De los 3 kilos he pasado a las 10, 12 y hasta 16 para hacer brazos, en pecho barra lateral de 5 he pasado a 15 kilos y cuando me toca hacer espalda tras nuca de 24 he pasado a 48, 52 y 56. El problema ha surgido cuando me tocado hacer piernas.
El ultimo viernes llego al borde de la exageración - ahora vas a saber lo que es entrenar piernas – me dejo saber, vamos a empezar con sentadillas con peso, agarro una mancuerna de 12 kilos, la puso sobre mi nunca y comencé a recorrer todo el gimnasio haciendo sentadillas, para cuando iba en la tercera repetición, sobre mi nuca cargaba una pesa 16 kilos, mis piernas apenas y me respondían, a la cuarta repetición ya cargaba una pesa de 24 kilos y sus palabras de aliento se dejaron sentir:
-Vamos, vamos, panchita, fuerza gay!...
Yo no sabía si reírme de cólera o alegría.
- Pareces una niñita, que anda diciendo no puedo!, no puedo!...
Cuando le he oído decir eso, he sacado fuerzas del inframundo y para demostrar mi hombría, he hecho una repetición adicional, fatal decisión que ahora me tiene postrado en una cama, con las piernas mas duras que panetón pasado, a la espera de una masajista que me las relaje…
La felicidad es impresionante, al anuncio en Lisboa, el grito del Perú, el grito del Cusco, estallo en jubilo, las calles colmadas, las miradas, los abrazos, las frases de admiración, las luces en el cielo, no importaba si eras lugareño o extranjero, mestizo o blanco, alto o bajo, todos se juntaron para celebrar. La mágica Ciudad de los Incas y orgullo de todos los peruanos, ya es una de las nuevas siete maravillas del mundo.
Lo hemos logrado, no importa si hoy perdemos ante Argentina, esta vez no será el fútbol el que nos ha devuelto la sonrisa, esta vez lo ha logrado la milenaria ciudadela de nuestros antepasados, aquel magnético lugar, acaso el ombligo del mundo, hacer que las miradas de los demás que aun nos buscan con el google maps, aquellos a los cuales nunca les pareció familiar la palabra Perú, mucho menos, Machu Picchu, o Cusco, ahora nos encuentran en el común denominador de entre los destinos turísticos acaso ahora certificadamente obligatorios por visitar.
Y la fiesta continua, y hacia allá voy, para mezclarme entre las razas y buscar desde el ombligo conectarme con mis antepasados. ¿Se animan a ir?
Y una vez mas ella se marcho sin anunciarlo, una vez mas, endureció su corazón, aplaco sus deseos y se alejo, ni siquiera un beso de despedida le dejo, tan solo tomo su cosas, de las pocas que aun guardaba en un rincón, su mochila azul, su crucifijo, y en silencio, como un ladrón, pero de corazones, antes del inicio del amanecer. En su escritorio, tan solo una nota escrita a mano con una crayola verde, una nota, acaso de despedida que decía:
Es mejor marchar sin anunciar quiero desaparecer sin palabras para que me recuerdes tal como ayer no como hoy ni mañana.
Dos corazones no pueden albergar dos amores tarde o temprano un corazón sale herido y hoy lo he sentido
Para no hacer del dolor un sufrimiento y del tuyo un infierno he marchado al lugar del que nunca debí salir y volver a abrazar los brazos que nunca me soltaron
Contigo aprendí la espontaneidad de un amor irreal
Mientras su corazón aun no comprendía las líneas escritas en aquel papel ajado, de sus ojos una lágrima golpeo el suelo, tan fuerte como mil bombas nucleares haciendo explosión en el mismo lugar, su mano dejo caer el papel tan despacio y el amanecer que ahora era imponente, golpeaba su ventana, su mente trajo recuerdos que chocaron con sus pensamientos para confundirse en lamentos.
Lentamente y sin reparo de lo que estaba sucediendo, apago su realidad, en su pared se dejo leer: “Mejor que hayamos terminado”.
En una acción desesperada por buscar consejo para captar la atención de su jefe de oficina, mi amiga ha acudido a mí, dice que yo, por mi forma de ser, conozco de armas de insinuación. Ella esta dispuesta a todo por hacerse notar.
La primera vez que lo vio, cayó rendida a sus pies, no pudo con su sonrisa calida y amable, la muy ingenua, se había enamorado de su jefe del departamento de marketing canino. Mi amiga trabaja para una agencia de mascotas, ella se encarga de llevar el control de las vacunas e historial médico de los animales, vaya que es un trabajo estresante tener que lidiar con cada animal con poses de estrella, en sus días mas agobiantes hasta imagina que habla con ellos, los insulta y maltrata verbalmente por hacerle su vida tan miserable, pero en cuanto a su departamento ingresa él, su jefe, su mirada cambia, su cuerpo se estremece, su estomago lo traiciona con sonidos de mariposas impacientes por detenerse en un hojar y hasta los perros la rodean moviéndole la cola.
Ella ha intentado de todo, lo ha agregado a su lista de correo, le envía cadenas con la esperanza de que el algún día le responda y puedan iniciar una conversación fuera de la oficina, ella tiene miedo que de insinuársele bruscamente, él pueda despedirla.
Cuando hablan por teléfono, laboralmente, es decir, ella no puede negarse o poner objeciones a sus órdenes, cual esclava, vive atenta a su aparato telefónico, cada vez que suena, acomoda el timbre de su voz para sonar lo más dulce y candida posible, y cuando no es la voz de su amado el que esta de la otra línea, su voz se agudiza, y en varias ocasiones ha exclamado, “ah eras tú, que quieres!”. Incluso ha desarrollado una súper capacidad auditiva que le permite oír el ring hasta a 50 metros a la redonda, sus compañeros de oficina ya saben que cuando la ven corriendo como loca por los pasillos es porque va a contestar su teléfono.
El otro día le he recomendado que use gestos, a los hombres nos encanta cuando alguien por ejemplo nos saluda cariñosamente con un beso en la mejilla. Desde aquel día, cada vez que lo ve, ella lo saluda con un beso, lo malo es que los viernes cuando se despide de él, ella en su afán por conservar el sabor de su beso durante el fin de semana, ha dejado de lavarse el rostro.
Dicen que todas las mujeres tienen un sexto sentido que les permite darse cuenta si es que alguien, en este caso un hombre, esta interesado en ellas y se aprovechan de esa ventaja ya sea para humillar a su galán cuando no les interesa o darles aires, mostrar indiferencia cuando intentan hacerse las difíciles; pero a mi amiga, lastimosamente le quedaron debiendo su sexto sentido, aunque tenga las mil pistas no las entiende hasta que se las pongan con plastilina en frente de sus ojos, así de lenta es.
Yo en mi afán por ayudarla, he consultado con otra amiga, ella me ha recomendado que si lo que quiere es llamar su atención, pues que se levante la falda. Mi amiga se ha comprado una blusa con un escote delicadamente pronunciado y una falda con corte princesa, y se ha ido a ver a mi otra amiga para que le enseñe como levantarse la falda delicadamente. El otro día la he ido a ver, me ha enseñado lo que ha aprendido, pero hasta ahora siempre se deja ver el calzón. ¿Ustedes que creen lo logrará? o le recomendamos otra táctica.
Estoy parado en el terminal, cual solitario que siempre enrumba al mismo lugar y a ningún lado, con los audífonos negros en cada oído, el volumen puesto solo a la mitad, hoy me acompañará Ben Harper y su melodiosa música durante mi trayecto, pero necesito leer algo, traigo conmigo un libro de economías de escala, pero mi mente hoy necesita de la literatura, de esa que extraño leer para enriquecer mi alma y dejar volar mi imaginación.
Cual perdido en el medio de la nada, pero rodeado de extraños que también desean partir, en mi hombro cargo mi laptop y en la otra mi maleta, llena de ropa, la primera que encontré, hoy amaneció el vecindario sin luz, vaya situación, por eso llevo la ropa ajada. Tenía la sensación de que algo me olvidada, pero cuando me disponía a abordar el taxi, mi mama salió corriendo a mi encuentro y exclamando:
-Te haz olvidado tu bufanda negra! Hace mucho frío hijo, será mejor que la lleves.
Aquella bufanda, la negra con pompones, que me obsequiaste para mi cumpleaños y a la cuál mi mama le ha sacado los pompones, de los cuales, se ha apoderado mi sobrino, y hasta les ha puesto nombre a cada uno, claro que de los 6 pompones, cinco dice ser suyos y a solo a uno le ha puesto mi nombre, el cuál me ha regalado, todo ingenuo él, y que yo he dejado en tu casaca azul escondido, espero lo encuentres y lo conserves.
De repente en el medio de la nada, al fondo del terminal, hay un puesto de revistas, libros y periódicos. Ahí he encontrado un libro de Bryce, “La amigdalitis de Tarzán”, me he gastado 12 soles, en realidad eran 15 soles, pero he regateado 3 soles, para poder comprarme un helado sublime de D’onofrio, para sentirme cerca de tí. De repente ha sonado el llamado a los pasajeros, con destino a no sé donde, yo ando distraído ojeando el libro, mientras en los auriculares suena “waiting on an angel”, algún día la escucharemos juntos, te lo prometo.
Ben Harper - Waiting On An Angel
Me acerco a la cola de abordaje y le pregunto a una anciana si el bus va con destino a donde yo voy y me dice que si, tan alegre ella, formo cola atrás suya y me dispongo a abordar, en mi pecho llevo la cruz, esa que nos vendieron las viejas de mierda, y que ahora bendecida por la santísima cruz, cuelga de mi pecho.
Me esperan seis largas horas de viaje, pero tengo la esperanza de que Bryce y Ben, harán su parte, mientras voy leyendo el libro me imagino que la historia concuerda con la de nosotros y las partes que no encajan ya hasta se como hacer para que encajen, si hasta estoy tomando apuntes en mi agenda azul. Pobre Juan Manuel Carpio, su amor es imposible, y tras seguir avanzando en la lectura, hoy siento que nos faltó E.T.A, es decir aquello que los navegantes de aire, mar y tierra suelen llamar en inglés Estimated time of arrival. Porqué?, mira tú, mi gran capacidad para inventar que existes ahora, cuando bien sabes que lo mío es estar en el lugar inapropiado, mucho menos en el momento debido.
Mientras ese momento llega, te beso mil veces, como para ir saldando mi deuda, de diez mil trescientos cuarenta y dos besos que me diste.
Ella nunca había llegado hasta la cima, para ver la milagrosa cruz, la última vez que lo intentó, tenia 11 años y su tío falleció en el trayecto. Sabes a donde quiero ir, me dijo la noche anterior mientras conversábamos en el sofá de su sala.
- Quiero llegar hasta la cruz. Nunca llegué. - Esta bien, aseveré, sin ánimo de ser aguafiestas.
Yo no recordaba la última vez que subí, fue hace miles de años supongo, mi madre me cuenta que mientras subíamos, mi despiadada prima me aventó al pozo bendito, ella, mi madre, casi se muere del susto, todo no paso de una broma de primos, después de que todos recuperaron el aliento, terminamos por llegar a la cima.
Al día siguiente, pasada las 8am de la mañana, empezamos nuestra travesía, la japonesita y yo, después de una hora y media en bus y soportar la música tropical del chofer, por fin llegamos. Nunca esperé tal recibimiento, ni bien pusimos un pie, o mas bien los dos, en Motupe, unas señoras cuarentonas llenas de fervor comercial religioso, luego entenderán porque, salieron a nuestro encuentro.
Cuál enjambre de abejas, con sus cuerpos llenos de crucifijos y en sus manos diferentes modelos de velas y más crucifijos, nos rodearon, todas hablando a la vez, ofreciéndonos sus objetos y manifestándonos que no podíamos llegar hasta la cruz sin ellos, según ellas, un recurso indispensable.
- Para que le bendiga la milagrosa, vociferaban. - Lleve velas, en el camino las va encontrar mas caras. - Para que le bendiga la milagrosa, nuevamente mas voces. - 2 por 8 soles los crucifijos. - Lleve la parejita joven, para que le traiga suerte.
Fueron miles de argumentos, mas la presión que ejercían sobre nosotros, ya nos estaba haciendo enfurecer, la japonesita que no se aguanta pulgas, por poco y deja escapar, su famosa frase, Stop!, a todo pulmón. Yo por otro lado, casi argumento que soy ateo, pero esto no haría mas que enfurecerlas, quién sabe, talvez en lugar de bendiciones me caían maldiciones. Finalmente termínanos adquiriendo por imposición diez crucifijos, dos docenas de velas, cuatro recordatorios y cinco llaveros.
Apenas habíamos empezado, para llegar a la cueva, teníamos que tomar otro transporte, como queríamos escapar lo más rápido posible del enjambre de viejas, tomamos lo primero que encontramos, un mototaxi, treinta minutos después, habíamos llegado al lugar, lo que nos esperaba era una hora de ascenso de quien sabe mil escalones antes de llegar a la milagrosa cruz.
Y así empezamos, nuestro largo ascender, el sol quemaba como si se hubiese empeñado con rostizarnos. En el camino, personas que regresaban cansadas pero llenas de alegría y otras que avanzaban con sus mil crucifijos, docenas de velas, sabe dios si, engatusadas por las mismas viejas de mierda. La cuestión es que en el camino, también abundan las tiendas de souvenir religiosos. No íbamos ni veinte minutos de camino, cuando empecé a perder la fe, en eso, un letrero apareció ante mí: Refrescos “Mi Jesus”. Raspadilla, cebada helada, soya helada. Y el aliento volvió al cuerpo, descansamos un rato y a proseguir.
Ya para la grada 800, cada 100 gradas hay una piedra marcada con el número de gradas ascendidas, dos señoras, una llevaba en hombros a su hijita de aproximadamente unos dos años, soltó un comentario, que nos describió su parecer de tanto subir y bajar escalones y que además nos hizo estallar en carcajadas:
-Mas la huevada!, dijo a viva voz, con fervor religioso.
Vaya resumen del trayecto, pensé, mientras la japonesita se revolcaba en el suelo de risa.
Ya para la grada 985, empecé a gatear, y eso que ando en forma, por eso del gimnasio, pero ya no faltaba mucho, así que tome el último aliento y llegué a la cima, ambos llegamos. Y ahí estaban, un grupo de personas pidiendo sus deseos en sus oraciones a la milagrosa cruz.
Ya el descenso fue más fácil, hasta hicimos parte del trayecto corriendo, mas la huevada dijo la japonesita, y esta vez fui yo, el que cayó al suelo para matarme de la risa…
Es difícil hablar de uno mismo, sobre todo porque no llevo la cuenta de lo que hago o dejo de hacer, aunque debería, para posteriormente analizarme en retrospectiva, pero como no estamos en una sesión de autoanálisis oriental; mas bien la ídea es, que el que entre a este blog sepa quién lo escribe, porque lo hace, como se gana la vida y cuales son sus aficiones, anhelos y miedos. El que no, tiene otras vías de escape.
Siempre me resultaba incomodo dar mi único numero a una “amiguita”, porque nunca llegaba a saber el momento en que podría llamarme y en varias ocasiones resultaba demasiado impertinente. En una ocasión, mientras estaba con mi novia cenando en un restaurante, ingreso una llamada “hot” de una tal Pepita, en ese momento no recordaba como había obtenido mi número, pero por la forma en que me hablaba, de seguro habíamos atravesado los límites de la intimidad. “Me gusto lo que me hiciste aquella noche, quiero que nos veamos de nuevo”. No fue fácil, cuando escuche eso, se me cayó el cubierto y casi me ahogo de la impresión, mi novia pensó que había recibido una mala noticia. Lo único que atine a hacer fue ir corriendo al baño para finiquitar la conversación. Cuando regrese a la mesa, ella estaba irritada exigiendo una explicación sobre el origen de mi aptitud. Pero luego discutimos sobre su cabello y su hermoso vestido y el clima se animó un poco.
Lo más difícil era dar explicaciones sobre los números telefónicos que guardaba en mi celular personal. Había desarrollado una nomenclatura para guardar los contactos impropios sin levantar sospechas. Si solo guardaba el nombre anteponía y/o quitaba letras al nombre para hacerlo pasar como masculino. Si era Claudia, le ponía Claudio y así. Cuando mi novia notaba en la pantalla que ingresaba una llamada de Claudio, solo se limitaba a gritarme:
- “Te esta llamando Claudio!, ¿porque te llama tan tarde?, son la 1 de la madrugada”.
- “Pero amor!. Seguro es importante. Voy a la sala a conversar”.
Obviamente que eso también me irritaba, y terminaba en la sala susurrando e inventando mas excusas. “Claudio (que en realidad era Claudia). Te he dicho que no me llames a esta hora, ¿no vez que hora es? Vas a levantar a mi familia. Mañana hablamos”. Y colgaba bruscamente. Como algunas eran insistentes, la mayoría de las ocasiones terminaba apagando el celular.
Siempre y cualquiera que sea la situación, había circunstancias en las que simplemente no podía disimular. Sobre todo con las “amiguitas”, que habían cruzado la línea de juego al amor y que ya se tomaban la libertad de llamarte a cualquier hora para según ellas marcar su territorio. Estas eran las mas difíciles de sacárselas de encima, si no era por voz, invadían mi buzón de mensajes. Los mensajes más peligrosos llegaban de las que mas ignoraba. “Imbécil, si no me contestas el teléfono, le voy a decir a tu novia lo que paso entre nosotros”. Cuando ya cruzaban la línea, no me quedaba otra que concertar una cita para ponerlas en su lugar.
En mis épocas de soltería no había problema, estos realmente surgían mientras tenia novia. Mis amigos que siempre me veían en apuros, me recomendaban comprar otro celular. Yo realmente no le veía ninguna funcionalidad, porque a uno u otro igual iban a seguir las llamadas inoportunas. Pero cuando me han dicho, que puedo argumentar que podría ser mi número exclusivo del trabajo solo para emergencias. He corrido a comprarme uno. A ellos les funciona. Ahora ando con dos celulares. Cuando recibo llamadas a altas horas de la noche mientras estoy con mi novia, ella me comprende y apoya. Trabajo es trabajo me dice.